¿Qué publicación del 2020 no dejaría de leer?

Gustavo Rossi
Hospital Italiano de Buenos Aires. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina 


El tratamiento quirúrgico del cáncer de recto atraviesa un momento de debate, debido a que en la actualidad disponemos de cuatro tipos de abordaje diferentes: abierto, laparoscópico, robótico y transanal. Este último, representado por el acrónimo TaTME, se encuentra en una etapa de revisión y análisis. Es por ello que elegí este artículo publicado en el mes de mayo en Colorectal Disease.

La elección de este artículo se basa en tres aspectos principales. En primer lugar este consenso refleja la activa colaboración de un grupo de cirujanos colorrectales con especial interés en el desarrollo e implementación de esta nueva vía de abordaje. En segundo lugar, este grupo representa a su vez a 15 prestigiosas entidades internacionales entre las que se encuentra la Sociedad Argentina de Coloproctogía (SACP). Y en tercer lugar, y probablemente el punto más importante, porque su objetivo es el de ofrecer una guía para la implementación segura de este técnica quirúrgica.
 
Empleando el método Delphi y reuniones presenciales, se identificaron primeramente 4 aspectos fundamentales relacionados a la implementación segura de la TaTME: (1) sus indicaciones, (2) las medidas de calidad del procedimiento y sus resultados, (3) el entrenamiento previo requerido y (4) sus aspectos técnicos.
 
Entre los enunciados destacados que lograron mayor nivel de consenso, surge que la TaTME podría ser empleada en patología benigna como maligna en aquellos casos que anticipadamente se prevé cierta dificultad técnica durante la disección pelviana. A su vez destaca que cada institución debería establecer un protocolo de armado y disposición del quirófano para estos procedimientos, como así también del manejo perioperatorio de estos pacientes. Otra recomendación con fuerte nivel consenso hace referencia a que aquellos cirujanos que quieran comenzar a implementar esta técnica deberían completar un proceso de entrenamiento estructurado y que a su vez sus primeros casos sean supervisados por un “proctor”. Y, por último, establece con un elevado nivel de acuerdo que el equipo quirúrgico debería estar conformado por dos cirujanos colorrectales, donde al menos uno de ellos tenga experiencia en TaTME y abordaje miniinvasivo del cáncer de recto. 

Si bien estos consensos carecen de un adecuado nivel de evidencia, en este caso resalta cuál debería ser el ámbito adecuado para implementar de manera correcta esta técnica quirúrgica. Es por ello que recomiendo su lectura.