Capítulo 4: Pregrado

REV ARGENT COLOPROCT | 2018 | VOL. 29, Nº 2: 5-6
RELATO ANUAL


CAPÍTULO 4
Pregrado


Cuando uno elige seguir una carrera, por ejemplo Medicina, lo hace en teoría por la llamada vocación. Etimológicamente viene de la palabra latina vocare, una voz que nos llama a seguirla. Es una cuestión de gusto, de afición.
Las “carreras” son esquemas sociales de vida donde, en el mejor caso por vocación y libre elección, el individuo aloja la suya. Pero cada carrera tiene características particulares y esenciales no siempre conocidas en su totalidad por el aspirante.
Pero ¿que nos dicen las estadísticas de Argentina sobre la deserción universitaria?1 En los últimos años se repiten las mismas cifras: sólo 30% de los que inician una carrera universitaria llegan a graduarse, lo que significa una penosa suma de tiempo, esfuerzos y dinero que se pierde o aprovecha parcialmente, tanto desde el punto de vista de la Universidad, como a su vez del estudiante y de su familia.
Por eso cuando se habla que es la vocación la que orienta la elección de las carreras, esto debe ser tomado con cautela por cuanto existen grandes falencias en este sentido.
La mitad de las decisiones de abandono se adoptan en el primer año de estudio, llegando en algunos casos hasta 50%. Evidentemente la vocación en ellos, no era tan real.
Para reducir esta deserción, además de promocionar informaciones sobre necesidades laborales en el país y estimular aquellas carreras con mayores requerimientos, deberían implementarse como obligatorias políticas de orientación vocacional, aludidas estas en la ley federal de educación (artículo 43, inciso d) como derechos de los alumnos.
Los aspirantes a una carrera universitaria como sus familias deberían informarse adecuada y correctamente, no sólo de los títulos y planes de estudio de esa carrera sino a su vez de su campo profesional, sus incumbencias, su aplicación práctica y los requerimientos laborales para la inserción posterior a su graduación y de esta manera evitar frustraciones.
La deserción universitaria en Argentina es más evidente, cuando se la compara con algunos países latinoamericanos, como Colombia o Chile.2 En Colombia ingresan en la Universidad 150.000 estudiantes por año, casi la mitad de los de Argentina, pero se gradúan la misma cantidad o más que en nuestro país: unos 79.000 por año. En Chile, con un tercio menos de ingresantes, egresan cada año 38.000 universitarios.
Otro factor a tener en cuenta en la Argentina es que nuestros estudiantes tardan en promedio 57% más de lo esperado para completar sus carreras, en el caso extremo de Agronomía llega al 80%.
En una comunicación de la Facultad de Medicina de la UBA3 se enumeran diversas causas de los estudiantes que alteran el normal desenvolvimiento:

  • Dificultades en el proceso de adaptación al sistema universitario. El CBC aparece como necesario pero no suficiente.
  • Confusión a la hora de tomar decisiones durante el trayecto normativo.
  • Falta de orientación y/o contención institucional.
  • Condiciones de vida obstaculizadoras para el rendimiento académico, pero de fácil solución cuando se pueden ver o tomar conciencia.
  • Desarraigo cuando vienen de otras provincias o países.
  • Inmadurez.
  • No poder diferenciar el quiero del puedo.
  • Situaciones personales no resueltas.
  • Enfermedades propias y/o de familiares convivientes.
  • Necesidad de estabilización económica. Carga familiar.
  • Carga horaria de trabajo. Distancia entre la vivienda, el trabajo y la facultad.

Asimismo fueron enumeradas algunas dificultades con el estudio:

  • Volumen del contenido.
  • Estudiar exclusivamente para los exámenes.
  • No hay tiempo y/o hábito de estudio en grupo.
  • Dificultades con las pruebas estructuradas. Dificultades para rendir examen oral.
  • Estudiar de memoria y por apuntes.
  • Organización del tiempo.
  • Desconocimiento del reglamento y consecuente construcción de estrategias inadecuadas para su organización de las cursadas y exámenes.

Respecto de las fallas que se observan en la metodología de estudio para un nivel superior, habría que atribuirlo a la debilidad de la escuela media y de sus alumnos, que a menudo llevan a conductas displicentes y deficientes hábitos para encarar una futura tarea con la exigencia del nivel universitario.
La combinación del estudio con las obligaciones laborales en un número elevado de alumnos, unidos a una educación primaria y media deficientes en general, son algunos factores que influyen en el abandono de la carrera.
Contribuye a esta nómina de factores la escasa dedicación, compromiso y profesionalismo de los docentes, en su gran mayoría mal pagos o ad-honoren por años con planes de estudio, programas y métodos didácticos totalmente desactualizados.
Se asocian a estas falencias una Universidad alienada con ingresos no regulados e inmanejables, superpoblada, politizada con luchas intestinas irreconciliables sin relación con la problemática universitaria. La política debe desarrollarse en otros ámbitos no en el universitario. La función primaria de la Universidad es la organización del pregrado. Se va a ella a estudiar y a formarse para ser útil a una sociedad que la sostiene a la espera que ella produzca mejores profesionales que le resuelvan los problemas más complejos y delicados para los cuales se han preparado.
Deberíamos considerar además otras falencias de la carrera de medicina:

  • Admisión de alumnos no controlada.
  • Falta de un sistema de seguimientos de graduados.
  • No hay interrelación de una planificación entre los requerimientos del país y la sociedad.
  • Deficientes sistemas de evaluación.
  • Escasez de recursos humanos y materiales.

BIBLIOGRAFÍA

  1. www.lanacion.com.ar/2140932-universidad-publica-solo-30-de-cada-100-alumnos-completan-sus-estudios
  2. www.lanación.com.ar/794146-preocupante-desercion-universitaria-3-4-2006
  3. www.fmed.uba.ar/facultad/gobierno/Julio/news_julio_html/5-11-2017